Algarrobo, hoy reconocido como la «Capital Náutica» de Chile, tiene una historia rica que se remonta a tiempos prehispánicos, cuando el pueblo Aconcagua-Salmón habitaba la zona. Estos primeros pobladores vivían cerca de la costa, dedicándose a la pesca y la agricultura, dejando un legado de vestigios arqueológicos como vasijas y restos funerarios.

Desde el siglo XVI, Algarrobo fue refugio de corsarios y traficantes marinos, hasta que, en el siglo XVIII, se consolidó como un pequeño poblado centrado en la pesca y la agricultura. Su nombre proviene de la abundante presencia del árbol algarrobo en la zona. En 1845, la construcción de un puerto menor en la zona conocida hoy como La Terraza impulsó el comercio local, facilitando el transporte de productos agrícolas hacia Valparaíso.

El crecimiento de Algarrobo como destino de veraneo comenzó en el siglo XIX, con la llegada de familias influyentes como los Balmaceda y los Alessandri, quienes urbanizaron la zona y la transformaron en el primer balneario político de Chile. La aristocracia del país, atraída por la belleza del lugar, convirtió a Algarrobo en un destino exclusivo.
En 1945, Algarrobo fue declarada comuna, experimentando un crecimiento acelerado con la pavimentación de la ruta a Santiago, lo que facilitó el acceso y atrajo a más visitantes. La comunidad se organizó, dando origen a instituciones como la primera compañía de bomberos en 1954.

A pesar de su modernización, Algarrobo ha mantenido su esencia de balneario tranquilo, con paseos costeros, actividades náuticas y un entorno natural privilegiado que sigue atrayendo tanto a turistas como a nuevos residentes que buscan disfrutar de su encanto histórico y su calidad de vida.
